Todas las cosas tienen un valor y todo valor tiene un precio.
El hombre no tiene ningún valor, el hombre tiene dignidad y la dignidad no tiene precio.
(Immanuel Kant)
sábado, 3 de abril de 2010
martes, 9 de febrero de 2010
viernes, 29 de mayo de 2009
Elogio de la ilusión
Porque la ilusión ha sido el motor de esta aventura.
Me explicaré: Hace unos meses, cuando la inactividad producto de la crisis hacía mella en la mayoría de despachos de arquitectura, el mío incluido, creí que era el momento de reconsiderar los parámetros en los que mi trabajo profesional se movía.
Ayudado por la casualidad de unas circunstancias propicias (el conocimiento de un sistema constructivo diferente al tradicionalmente establecido en nuestro país), decidí impulsar un nuevo proyecto basado en el ahorro del consumo energético.
Este conocimiento me vino dado por haber dirigido, el pasado año, la edificación de una casa que el promotor había encargado a una fábrica sueca para que ejecutara la construcción del proyecto que yo mismo había realizado, inicialmente pensado para ser realizado con materiales y estructura tradicionales.
No fue preciso modificar ninguna forma ni alterar ninguna medida del proyecto original. Durante la ejecución de la obra, fui descubriendo las grandes virtudes de ese sistema sueco, sistema inspirado en la supervivencia ante sus temperaturas extremas pero también inspirado en el respeto al medio ambiente.
Fruto de ello ha sido la creación de una sociedad cuyo nombre es ya una declaración de principios: Arquitectura para el Ahorro de Energía S.L. y su nombre comercial que también da nombre a las casas es Swed Houses.
Este proyecto es el responsable de mi apartamiento voluntario y doloroso de este foro pues han sido unos meses de trabajo intenso para poder crear unos modelos propios, un tanto lejanos de los modelos nórdicos.
No querría que esta página supusiera un afán de publicidad pero tampoco quiero evitar transmitiros el resultado de este trabajo creado con gran ilusión y, al mismo tiempo, adaptado a los criterios de respeto por el medio ambiente.
Con vosotros:
http://www.swedhouses.eu/
Me explicaré: Hace unos meses, cuando la inactividad producto de la crisis hacía mella en la mayoría de despachos de arquitectura, el mío incluido, creí que era el momento de reconsiderar los parámetros en los que mi trabajo profesional se movía.
Ayudado por la casualidad de unas circunstancias propicias (el conocimiento de un sistema constructivo diferente al tradicionalmente establecido en nuestro país), decidí impulsar un nuevo proyecto basado en el ahorro del consumo energético.
Este conocimiento me vino dado por haber dirigido, el pasado año, la edificación de una casa que el promotor había encargado a una fábrica sueca para que ejecutara la construcción del proyecto que yo mismo había realizado, inicialmente pensado para ser realizado con materiales y estructura tradicionales.
No fue preciso modificar ninguna forma ni alterar ninguna medida del proyecto original. Durante la ejecución de la obra, fui descubriendo las grandes virtudes de ese sistema sueco, sistema inspirado en la supervivencia ante sus temperaturas extremas pero también inspirado en el respeto al medio ambiente.
Fruto de ello ha sido la creación de una sociedad cuyo nombre es ya una declaración de principios: Arquitectura para el Ahorro de Energía S.L. y su nombre comercial que también da nombre a las casas es Swed Houses.
Este proyecto es el responsable de mi apartamiento voluntario y doloroso de este foro pues han sido unos meses de trabajo intenso para poder crear unos modelos propios, un tanto lejanos de los modelos nórdicos.
No querría que esta página supusiera un afán de publicidad pero tampoco quiero evitar transmitiros el resultado de este trabajo creado con gran ilusión y, al mismo tiempo, adaptado a los criterios de respeto por el medio ambiente.
Con vosotros:
http://www.swedhouses.eu/
domingo, 8 de febrero de 2009
La elevación del pensamiento
Porque vive en el aire, el ave no es consciente de su propio vuelo.
(Inspirado en un proverbio de Costa de Marfil que dice: “Porque vive en el agua, nunca se ven las lágrimas del pez que llora")
El ser humano, quizás por autodefensa tiende a elevarse a las alturas abandonando la Tierra, su medio natural. No es incompatible un pensamiento “elevado” con las ataduras de tu propia condición. Con ellas el pensamiento será fructífero. Sin ellas, el pensamiento puede ser estéril pues toda separación de la Tierra dará pensamientos incompletos.
(Inspirado en un proverbio de Costa de Marfil que dice: “Porque vive en el agua, nunca se ven las lágrimas del pez que llora")
El ser humano, quizás por autodefensa tiende a elevarse a las alturas abandonando la Tierra, su medio natural. No es incompatible un pensamiento “elevado” con las ataduras de tu propia condición. Con ellas el pensamiento será fructífero. Sin ellas, el pensamiento puede ser estéril pues toda separación de la Tierra dará pensamientos incompletos.
viernes, 6 de febrero de 2009
sábado, 31 de enero de 2009
Una noticia esperanzadora
Frente a tantas noticias desesperanzadoras que invaden la prensa diaria, una que representa un canto al espíritu que subyace en toda persona. Es una noticia verídica aparecida en El Periódico de Catalunya recogida y traducida para vosotros: Es una historia que ocurrió un domingo del pasado año en Roses. Dos equipos de la categoría de alevines (11 años) se enfrentaban en un amistoso. Los equipos eran AE Roses y la Fundació Sánchez Llibre.
El equipo de la Fundació sólo tenía 10 jugadores, pero había un niño de 6 años, Roberto (hermano de un jugador), que quería jugar costara lo que costase. Al final le pusieron la camiseta y saltó al campo.
Desentonaba por la diferencia de estatura pero esto no le importaba al chiquillo para correr detrás de la pelota aunque no llegara nunca a tiempo. Poco a poco, los jugadores de su equipo se apercibieron de las ganas que ponía y empezaron a jugar para él. Creaban buenas jugadas y, cuando estaban a punto de marcar un gol, le pasaban la pelota.
Roberto hacía lo que podía pero le era imposible superar los defensas. Aquí empezó lo más bonito del partido y de la temporada. Los niños del equipo contrario se dieron cuenta y también empezaron a jugar para Roberto.
En una jugada en que llevaba la pelota el valiente delantero, los defensas empezaron a caer y el pequeño futbolista llegó delante del portero al cual batió sin que se notara su colaboración. Todos gritaron gol. Incluso los contrarios que corrieron a abrazar a Roberto. Los jugadores de los dos equipos se abrazaron juntos alzando al pequeño.
Gracias, AE Roses por hacer inmensamente feliz a un niño de 6 años. Y gracias a los niños que jugasteis aquel partido porque disteis un espectáculo que va más allá de la mera deportividad. Demostrasteis que en un terreno de juego se puede hacer algo más que ganar, perder o empatar. Se pueden compartir ilusiones, cosa que muchas veces los adultos no entienden y malogran.
.
Vicenç Gasulla
Vilassar de Dalt
El Periódico de Catalunya
El equipo de la Fundació sólo tenía 10 jugadores, pero había un niño de 6 años, Roberto (hermano de un jugador), que quería jugar costara lo que costase. Al final le pusieron la camiseta y saltó al campo.
Desentonaba por la diferencia de estatura pero esto no le importaba al chiquillo para correr detrás de la pelota aunque no llegara nunca a tiempo. Poco a poco, los jugadores de su equipo se apercibieron de las ganas que ponía y empezaron a jugar para él. Creaban buenas jugadas y, cuando estaban a punto de marcar un gol, le pasaban la pelota.
Roberto hacía lo que podía pero le era imposible superar los defensas. Aquí empezó lo más bonito del partido y de la temporada. Los niños del equipo contrario se dieron cuenta y también empezaron a jugar para Roberto.
En una jugada en que llevaba la pelota el valiente delantero, los defensas empezaron a caer y el pequeño futbolista llegó delante del portero al cual batió sin que se notara su colaboración. Todos gritaron gol. Incluso los contrarios que corrieron a abrazar a Roberto. Los jugadores de los dos equipos se abrazaron juntos alzando al pequeño.
Gracias, AE Roses por hacer inmensamente feliz a un niño de 6 años. Y gracias a los niños que jugasteis aquel partido porque disteis un espectáculo que va más allá de la mera deportividad. Demostrasteis que en un terreno de juego se puede hacer algo más que ganar, perder o empatar. Se pueden compartir ilusiones, cosa que muchas veces los adultos no entienden y malogran.
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Vicenç Gasulla
Vilassar de Dalt
El Periódico de Catalunya
jueves, 22 de enero de 2009
Las Grandes Palabras
Dios, Verdad, Amor, Patria. Son grandes palabras que las mayúsculas pretenden hacer magnas y que con minúsculas podrían llegar a serlo. Que con mayúsculas parecen ser un fin y con minúsculas sólo un medio para expresar nuestros pensamientos y sentimientos. Otras, han perdido vigencia: Rey, Honor, Papa, Cielo e Infierno.
De hecho creo que siento una aversión instintiva y endémica hacia las grandes palabras, las de las mayúsculas. Las he visto demasiadas veces en discursos vacíos. Porque parece que quieren acercarnos a la perfección. Y la perfección no existe en el hombre. Ni en la naturaleza. Porque andamos un paso hacia atrás para poder andar dos pasos hacia delante. Y eso, en el mejor de los casos.
No me pronuncio sobre ninguna de esas palabras en su versión mayúscula pues no me siento capacitado para ello. Sólo pretendo despojar esas palabras de ropajes vanos que inflan nuestras bocas y, lo peor, nuestras mentes, despojándonos del tan preciado sentido común.
Me gusta ser coherente en mi vida, en mis obras, en mi pensamiento. Pero la coherencia perfecta tampoco existe. Porque la perfección no es propia del hombre. Porque la búsqueda de la perfección es un camino estéril que te aleja de la realidad.
Este reconocimiento no es humildad pues tampoco me gusta esta palabra que sustituiría gustosamente por “asunción de tus propias limitaciones”.
Y no quiero decir, como Groucho Marx (y perdonen esta frivolidad): “Estos son mis principios. Si no les gustan, tengo otros”, frase aparentemente grotesca pero que en realidad es una clara advertencia a tu posible traición al pensamiento por razones varias. Entre ellas, su voluntad de adaptación a la imposible consecución de la perfección por olvido de tus propias limitaciones.
Mi maestro Coderch llamaba a la inteligencia “la gran prostituta” pues constataba el peligro de saber adaptar tu pensamiento a tus conveniencias. Y estas conveniencias no implican siempre intereses económicos, de poder o de prestigio. Tus conveniencias pueden ser también tu voluntad de amoldar tu pensamiento a los lugares comunes de la imposible perfección. La que te impide recorrer el camino pensando que ya conoces su final.
De hecho creo que siento una aversión instintiva y endémica hacia las grandes palabras, las de las mayúsculas. Las he visto demasiadas veces en discursos vacíos. Porque parece que quieren acercarnos a la perfección. Y la perfección no existe en el hombre. Ni en la naturaleza. Porque andamos un paso hacia atrás para poder andar dos pasos hacia delante. Y eso, en el mejor de los casos.
No me pronuncio sobre ninguna de esas palabras en su versión mayúscula pues no me siento capacitado para ello. Sólo pretendo despojar esas palabras de ropajes vanos que inflan nuestras bocas y, lo peor, nuestras mentes, despojándonos del tan preciado sentido común.
Me gusta ser coherente en mi vida, en mis obras, en mi pensamiento. Pero la coherencia perfecta tampoco existe. Porque la perfección no es propia del hombre. Porque la búsqueda de la perfección es un camino estéril que te aleja de la realidad.
Este reconocimiento no es humildad pues tampoco me gusta esta palabra que sustituiría gustosamente por “asunción de tus propias limitaciones”.
Y no quiero decir, como Groucho Marx (y perdonen esta frivolidad): “Estos son mis principios. Si no les gustan, tengo otros”, frase aparentemente grotesca pero que en realidad es una clara advertencia a tu posible traición al pensamiento por razones varias. Entre ellas, su voluntad de adaptación a la imposible consecución de la perfección por olvido de tus propias limitaciones.
Mi maestro Coderch llamaba a la inteligencia “la gran prostituta” pues constataba el peligro de saber adaptar tu pensamiento a tus conveniencias. Y estas conveniencias no implican siempre intereses económicos, de poder o de prestigio. Tus conveniencias pueden ser también tu voluntad de amoldar tu pensamiento a los lugares comunes de la imposible perfección. La que te impide recorrer el camino pensando que ya conoces su final.
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