sábado, 31 de enero de 2009

Una noticia esperanzadora

Frente a tantas noticias desesperanzadoras que invaden la prensa diaria, una que representa un canto al espíritu que subyace en toda persona. Es una noticia verídica aparecida en El Periódico de Catalunya recogida y traducida para vosotros: Es una historia que ocurrió un domingo del pasado año en Roses. Dos equipos de la categoría de alevines (11 años) se enfrentaban en un amistoso. Los equipos eran AE Roses y la Fundació Sánchez Llibre.

El equipo de la Fundació sólo tenía 10 jugadores, pero había un niño de 6 años, Roberto (hermano de un jugador), que quería jugar costara lo que costase. Al final le pusieron la camiseta y saltó al campo.

Desentonaba por la diferencia de estatura pero esto no le importaba al chiquillo para correr detrás de la pelota aunque no llegara nunca a tiempo. Poco a poco, los jugadores de su equipo se apercibieron de las ganas que ponía y empezaron a jugar para él. Creaban buenas jugadas y, cuando estaban a punto de marcar un gol, le pasaban la pelota.

Roberto hacía lo que podía pero le era imposible superar los defensas. Aquí empezó lo más bonito del partido y de la temporada. Los niños del equipo contrario se dieron cuenta y también empezaron a jugar para Roberto.

En una jugada en que llevaba la pelota el valiente delantero, los defensas empezaron a caer y el pequeño futbolista llegó delante del portero al cual batió sin que se notara su colaboración. Todos gritaron gol. Incluso los contrarios que corrieron a abrazar a Roberto. Los jugadores de los dos equipos se abrazaron juntos alzando al pequeño.

Gracias, AE Roses por hacer inmensamente feliz a un niño de 6 años. Y gracias a los niños que jugasteis aquel partido porque disteis un espectáculo que va más allá de la mera deportividad. Demostrasteis que en un terreno de juego se puede hacer algo más que ganar, perder o empatar. Se pueden compartir ilusiones, cosa que muchas veces los adultos no entienden y malogran.
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Vicenç Gasulla
Vilassar de Dalt
El Periódico de Catalunya

jueves, 22 de enero de 2009

Las Grandes Palabras

Dios, Verdad, Amor, Patria. Son grandes palabras que las mayúsculas pretenden hacer magnas y que con minúsculas podrían llegar a serlo. Que con mayúsculas parecen ser un fin y con minúsculas sólo un medio para expresar nuestros pensamientos y sentimientos. Otras, han perdido vigencia: Rey, Honor, Papa, Cielo e Infierno.

De hecho creo que siento una aversión instintiva y endémica hacia las grandes palabras, las de las mayúsculas. Las he visto demasiadas veces en discursos vacíos. Porque parece que quieren acercarnos a la perfección. Y la perfección no existe en el hombre. Ni en la naturaleza. Porque andamos un paso hacia atrás para poder andar dos pasos hacia delante. Y eso, en el mejor de los casos.

No me pronuncio sobre ninguna de esas palabras en su versión mayúscula pues no me siento capacitado para ello. Sólo pretendo despojar esas palabras de ropajes vanos que inflan nuestras bocas y, lo peor, nuestras mentes, despojándonos del tan preciado sentido común.

Me gusta ser coherente en mi vida, en mis obras, en mi pensamiento. Pero la coherencia perfecta tampoco existe. Porque la perfección no es propia del hombre. Porque la búsqueda de la perfección es un camino estéril que te aleja de la realidad.

Este reconocimiento no es humildad pues tampoco me gusta esta palabra que sustituiría gustosamente por “asunción de tus propias limitaciones”.

Y no quiero decir, como Groucho Marx (y perdonen esta frivolidad): “Estos son mis principios. Si no les gustan, tengo otros”, frase aparentemente grotesca pero que en realidad es una clara advertencia a tu posible traición al pensamiento por razones varias. Entre ellas, su voluntad de adaptación a la imposible consecución de la perfección por olvido de tus propias limitaciones.

Mi maestro Coderch llamaba a la inteligencia “la gran prostituta” pues constataba el peligro de saber adaptar tu pensamiento a tus conveniencias. Y estas conveniencias no implican siempre intereses económicos, de poder o de prestigio. Tus conveniencias pueden ser también tu voluntad de amoldar tu pensamiento a los lugares comunes de la imposible perfección. La que te impide recorrer el camino pensando que ya conoces su final.

lunes, 19 de enero de 2009

KITSCH de nueva generación

Recuerdo ese kitsch (*) casi entrañable de los interiores domésticos de las primeras películas de Almodóvar, de los sencillos tapices con escenas de caza que adornaban las salas de casas que de niño visitaba, los humildes cuadros de bodegones y de gitanas modelo Romero de Torres que inundan todavía mercadillos comarcales de domingo, los muros “rústicos” o los capiteles griegos de tantos porches costeros con la vana pretensión de crear una imagen de rancia estirpe quedándose en una realidad de estirpe rancia.

Pues bien, ese kitsch va a ir desapareciendo para ceder el espacio al kitsch fashion de nueva generación.

Y eso que aún no ha sido asimilada la palabra “diseño” que obliga a todo buen vendedor a ofrecer un artículo especificando que es “de diseño” con lo cual evidencia su absoluta ignorancia del término pues “de diseño” lo es todo lo que forma parte de un proceso de proyecto y fabricación. Y como en todo, hay diseños buenos y diseños malos pero no hay objetos “de diseño” u otros carentes de él.

La creación artificial de modas, admitida en el vestir, ha llegado por fin a espacios con un tempo tradicionalmente más reposado. Recuerdo una aficionada a la arquitectura que me informó amablemente de que había leído que el minimalismo ya no se llevaba, que ahora lo último era lo étnico.

Hasta ahora, los dos campos, el de la calidad y el de la imitación estaban separados y se repartían amigablemente los mercados. Pero ahora, la ley inexorable de los mismos ha creado una revolución cultural propiciada por los mercaderes que, deseosos de una rentable renovación constante y advirtiendo que los clientes de lujo se decantaban por la calidad (a excepción de folclóricas y toreros), han logrado apropiarse del término “de diseño” pero dotándolo de valores añadidos como “recuperación de estilos”, “renovación conceptual” y “nuevos materiales” (al servicio de viejas ideas).

Ni siquiera “lo cursi” (**) estará libre de peligros pues las delicadas y tiernas pastorcillas de Lladró deberán adaptarse a los nuevos tiempos. El filósofo Xavier Rubert de Ventós definía lo cursi como "una de las posibles formas en que precipita el mal gusto consistente en la utilización de objetos o modelos de comportamiento de un valor expresivo o simbólico socialmente reconocido. Son cursis, en nuestro mundo casi inevitablemente, las ceremonias en las que se cumple un ritual con ilusión de originalidad: cursi es casi toda la terminología amorosa, la retórica del pulpito, la poética de aniversario, los discursos de los políticos.”

En un cuaderno de bitácora ("Luna de papel") se añaden consideraciones interesantes: "Cursi es el acto y el modo de llevar una peineta y no la peineta, cursi es la forma en que damos solemnidad a nuestras casas poniendo el cuadro de la ultima cena de Miguel Ángel en el comedor y no el cuadro mismo, no es cursi cumplir quince años, cursi es bajar a la apanicada niña del segundo piso del salón en un columpio bordado de rosas blancas entre nubes color violeta".
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(*) La palabra kitsch se origina del término alemán yidis etwas verkitschen. Define al arte que es considerado como una copia inferior de un estilo existente. También se utiliza el término kitsch en un sentido más libre para referirse a cualquier arte que es pretencioso, pasado de moda o de muy mal gusto. (Wikipedia)

(**) Dicho de una cosa que, con apariencia de elegancia o riqueza, es ridícula y de mal gusto (D.R.A.E.).

BIBLIOGRAFÍA: Cualquier número de la revista ¡Hola!

viernes, 16 de enero de 2009

Un lujo de programa



Corresponde al programa de necesidades que la Sra. Uriach expuso al arquitecto José Antonio Coderch para que sirviera de pauta en el proyecto de su casa. Toda una declaración de principios. Todo un lujo.
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“Desearíamos que la casa fuese lo más parecida a nosotros mismos, o mejor a lo que nosotros tratamos de ser (…) Es decir: sobria, austera. Práctica. Absolutamente antiespectacular y la negación de la ostentación y el lujo. Una casa que se pueda ver con admiración sonriente pero sin despertar envidia (…)

La decoración: me horroriza. Soy feliz pudiéndolo decir. ¡Cuánto deseo que mi casa pueda no tener ‘cortinitas’, ni visillos, ni tapetes, ni retratos! Deseo ardientemente que cuando la casa se termine, no tenga problema de ‘decorarla’ (…) La cocina ha de ser perfecta. Justa de todo, de proporciones. Inteligente. (…)

Desearía que la casa fuera también como íntima, es decir, que la vida en ella no fuese una exposición exterior. En realidad, si el terreno nos ha escogido a nosotros, si no posee ninguna belleza especial, para mí tiene el encanto de no ser más que una posibilidad de levantar en él una casa. (…)

Le ruego se acuerde de que no deseamos decoración. Así, los dormitorios pueden parecer celdas; en ellos sólo ha de haber lo mínimo indispensable. (…) Blanca, me horrorizan los colores bonitos. Blanca la casa toda. Ningún color: blancas también las paredes”

jueves, 8 de enero de 2009

Palabras hermanas (II)

Moral, ética y deontología:

Tres hermanas que no siempre coinciden en casa y que, en ocasiones se pelean.
La moral pertenece a la sociedad. Es el conjunto de normas establecidas, justas o injustas, buenas o malas, acordes o no a nuestra ética. Cambia con las sociedades y con el tiempo. Va intrínsecamente ligada con la ley y con la Justicia pero no con la justicia. Etimológicamente viene del latín “mores” (costumbres).
La ética es individual. Recoge los compromisos que uno va adquiriendo con el mundo que le rodea y que confeccionan su escala de valores. Es innegociable y cambia con el tiempo como fruto del desarrollo de la persona. Puede cambiar perfeccionándose o adaptándose a las propias conveniencias. Puede chocar con la moral y con la ley. Etimológicamente viene del griego “ethos” (comportamiento)
La deontología trata y regula los deberes y se aplica, principalmente a los aspectos profesionales. Puede ser oficial o propia. No es libre por estar sujeta a normas pues debe considerar los dos aspectos, los morales y los éticos.

Justicia y justicia:

Soslayo la acepción “justo” según establece la moral cristiana, la de los “justos y pecadores”.
La Justicia es la aplicación de la ley. Será justa o injusta si la ley correspondiente lo es. Será moral o inmoral según lo sea su aplicación. Es, evidentemente, de este mundo.
La justicia es el principio ético que te lleva a aplicar a ti mismo y a los demás las consideraciones que deben corresponder en cualquier situación. Es independiente de la Justicia y de la moral y amiga inseparable de la ética y de la empatía ya que, sin ellas, su cualidad se resiente. Conviene entrenarla pues es la cualidad individual con más tendencia a beneficiarnos injustamente.

martes, 6 de enero de 2009

Palabras hermanas

Perdonen los filósofos y los sabios este escrito. No pretende nada más que reflejar sentimientos personales ante distintas palabras cuyo uso se aplica indiscriminadamente y sin criterio. No digo que el mío sea el correcto. Sólo que intento que sea coherente.

Imagen y apariencia: Me gusta la imagen como representación externa de la esencia de las cosas y desprecio la apariencia como falsificación o invención de esa esencia.

Error y fracaso: El error es positivo. Con él aprendemos. El fracaso es la valoración negativa del error. No me avergüenzan los errores ni los fracasos. Nunca lo habrán sido por omisión. Aprendí a decirme a mí mismo: "Si te avergüenzas no lo hagas y si lo haces no te avergüences".

Reto y objetivo: Tampoco me gustan los retos y los objetivos. Aquello de "voy a demostrar (a los demás y/o a mí mismo) que soy capaz de conseguir esto o aquello". Me parece una debilidad. Quiero conseguir lo que me interesa o lo que debo. Pero por lo que es y no por el éxito del resultado.
Además la palabra “objetivo” tiene un uso potencialmente peligroso. Porque tiene una connotación artificial. El verdadero objetivo forma parte esencial de tu escala de valores. Podrías, pero es innecesario, proponerte hacer bien las cosas. Si hacer bien las cosas forma parte de tu persona (porque así lo has querido) es prescindible acompañarlo de propósitos y objetivos como los que acompañan los primeros días del año.

Justicias: Estas hermanas son quintillizas y, probablemente, de padres diferentes. Englobamos en un solo vocablo conceptos tan dispares como:

Justicia divina: De difícil definición por falta de pruebas ante la ausencia testifical del propio legislador.

Justicia legal: Ley y justicia coinciden en ocasiones. En una democracia auténtica la coincidencia es frecuente. Pero son dos conceptos que no van hermanados necesariamente.

Justicia popular: Sumamente variable. Aquí la aplicación es dispar, según los pueblos y circunstancias, frente a hechos semejantes. Las víctimas de linchamientos dan buena prueba de ello.

Justicia militar: Sin comentarios. Si ponemos en duda la conveniencia de la existencia de una ley militar, su aplicación está de más. Los filólogos dirían que justicia militar es un oxímoron.

Justicia ética: Es la hermana mayor. La más responsable. Cuyo concepto debemos adquirir respetuosamente (el respeto a los demás y a nosotros mismos es su galán inseparable).

Os espero para corregir y completar estas cuatro familias.

jueves, 1 de enero de 2009

Miró, la mirada de un niño

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Pasear por la montaña,
leer un libro,
contemplar una mujer bella,
escuchar un concierto …
Que sugiere mi visión de formas, ritmos y colores.
Todo esto formará y nutrirá mi espíritu para que así mi lenguaje cobre fuerza
y sobre todo …
que la Santa Inquietud no nos falte.
Gracias a ella progresará el hombre.
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Joan Miró (1893-1983)
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En Navidad, se cumplieron los 25 años de la muerte de este pintor barcelonés y universal, cuya mirada en las formas y colores tan cerca estaba de la mirada de los niños, antes de que éstos la vean oscurecida por nuestra educación.
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Las fotos y sus textos están extraídos de la web
Fundació Miró de Barcelona